Este es, sin duda alguna,un coche mítico de la saga Fast & Furious. Se trata del Dodge Charger de Dominic Toretto. Por primera vez salió en el 2001 en la primera entrega de la famosa película, fue una parte esencial de la película de 2009 y ahora vuelve a estar presente en la quinta entrega de la saga. Con el tiempo, ha ido acumulando kilómetros y ha pasado de un color negro metalizado a un negro mate más “bruto”.
El caso es que probablemente sea el momento de desvelar alguno secretos que muchos amantes de este modelo (entre los que me incluyo), no saben. En la primera película rodada, era bastante obvio que el supercargador que sobresalía, realmente era falso y atornillado encima del capó. Sin embargo, para arreglar este fallo de rodaje y darle más credibilidad, en las últimas dos entregas han usado un cuerpo vacío de un supercargador BDS. Aunque son piezas falsas, los chicos de BDS deben de estar contentos, por la cantidad de supergargadores vendidos en la vida real.
Sin embargo, el motor que se encuentra bajo la caja vacía, es un motor Chrysler. Asi es… el Charger se mueve gracias a un motor Chrysler V8 small-block de 400 caballos, así que nada de 900 cv que menciona Dominic.
Detrás del motor, una caja de cambios automática se de tres velocidades se encarga de transmitir la potencia a las ruedas.
El caso es que lo falso no acaba ahí… pues Hollywood ha destruido muchos Chargers del 68-70. Ello se traduce en que hay buena escasez de piezas y es por ello que han recreado el frontal del coche con piezas de fibra de carbono, que le dan aspecto de Charger del 69.
Aprovechando esto… la última película de la saga se estrena en los cines el día 29 de abril.
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